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ENTREVISTA A:

Sor Ariagna Brito Rodríguez
Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha

"Estamos intentando ayudar con lo que tenemos"

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Por:

CLAUDIA BERNAL

Llegar a la casa de abuelos “Ciriaco Sancha” es sentir el televisor encendido y ver a varias personas mayores sentadas mirando hacia la pantalla. En una esquina del comedor conversan tres de algún tema en particular que les interesa. Ya se siente el aroma a comida cocinándose con amor, un ingrediente que por el aire que respiramos desde que llegamos sabemos no falta en la casa.

Las hermanas nos invitan a conocer la huerta donde siembran algunos de los vegetales, legumbres, plantas aromáticas para infusiones y algunas viandas que las ayudan a solventar la difícil tarea de alimentar a tantos. Allí nos espera Jesús, un señor que con sus años aun encuentra fuerzas para ayudarlas a mantener el patio lo mejor que puede. Él solo, junto a una de las hermanas sanchinas, de vez en cuando con alguna ayuda extra, mantiene toda la producción y cosecha de “La divina Providencia”, como le han llamado a ese pedazo de tierra. Para ellos la providencia de Dios ha hecho que los frutos sean abundantes para ayudarles a alimentar a los más necesitados de Guanabacoa. 

Al regresar a la casa ya no escuchamos el televisor, están casi todos sentados en las mesas del comedor disfrutando del almuerzo. Nos reciben con sonrisas, nos brindan de lo que comen, les deseamos buen provecho, más aún, sabiendo que probablemente muchos no comerán más nada hasta el día siguiente. 

Al fondo de la casa se siente la lavadora y las tendederas están llenas de ropas, muchas de ellas gastadas, aunque no rotas. Las hermanas las cuidan y tratan de cambiarlas cuando ya no dan más, pero limpias están. Una señora que parece bastante mayor está sentada doblando sus pertenencias. Ya se secaron con el sol de la mañana y nos cuenta que gracias a las hermanas es que ella vive. Tantos en su misma situación. 

El cacareo de las gallinas nos avisa que en el corral ya aparece un huevo grande y listo para ser llevado al comedor. Mientras, el sonido de los cerdos al fondo hace que entendamos que en medio de tantas dinámicas que suceden a la par aquellas dos religiosas parece que se multiplicaran. Solo tienen un pequeño grupo que les colabora en la casa. Son pocos para todo el trabajo que hacen. Sabemos que no paran durante las faenas el día entero, pero aun así podemos apreciar cuanto aman lo que hacen, cuanto ponen de entrega en el día a día, cuanto de providencia hay en la casa y no solo en la tierra que cultivan. 

Sueñan, las hermanas sueñan un espacio donde puedan pasar la noche los que viven en situación de calle, que un techo y una cama les dignifique la vida. Intentan en medio de las escaseces, las incertidumbres del día a día, de los dolores que vivimos en Cuba ser esperanza y acogida para los más necesitados. 

 

Hace un tiempo pudimos conocer la hermosa y necesaria labor que realizan en el municipio Guanabacoa en la capital cubana atendiendo a personas en situación de calle y brindando servicios de alimentación. Cuéntenos desde cuándo funciona el proyecto que tienen allí. ¿Cuántas personas atienden? ¿Son de la comunidad o vienen de lugares más lejanos?

Tenemos una Casa de Abuelos que se llama “Casa de Abuelos Ciriaco Sancha”, de las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha. Iniciamos la labor en esa casa en noviembre del 2015, aunque funcionaba anteriormente como un desayuno de parte de la orden religiosa de los Franciscanos. Es una casa de abuelos que funciona en régimen diurno, de martes a sábado. Actualmente cuenta con 23 abuelos que asisten en forma presencial desde las 8am hasta la 1pm. Atendemos además a 27 personas mayores que vienen a buscar el almuerzo con su cantinita. También ofrecemos un desayuno escolar de lunes a viernes para 30 niños y catequesis los miércoles para alrededor de 40 niños del barrio. 

Además de estos programas, realizamos visita a enfermos y a las casas de los abuelos que vienen al hogar. Son todos abuelos de la comunidad, hay algunos que viven solos, otros en condición de calle y varios con enfermedades mentales. Estamos acogiendo a las personas más vulnerables que nos llegan con situaciones difíciles. Tristemente los adultos mayores son los que más sufren, el adulto mayor está olvidado, marginado. Estamos intentando ayudar con lo que tenemos. 

¿Qué necesidades sienten que están cubriendo en estas personas, cuál es el enfoque de trabajo con ellos? ¿Han descubierto en esas necesidades algunas vías o alternativas para poder ayudarles a solucionarlas? ¿Cómo sustentan la labor que realizan?

Nuestro deseo y sueño es dignificar la vida de esos abuelos. Los que se encuentran en situación de calle, se bañan y se les lava la ropa en la casita de abuelos. Se les entrega ropa limpia, se les afeita, se les pela, pero con especial cuidado a los que viven en la calle que son tan vulnerables. Es una misión que se apoya con proyectos del exterior y, como iniciativa propia, hemos incluido la cría de cerdos y aves. También tenemos una pequeña huerta, que apoya mucho la cocina y todo lo que se necesita para elaborar los alimentos.

No solo nos preocupamos por su alimentación y por su salud física, sino también por su salud espiritual. Ellos en la semana hay días que tienen sus juegos, sus dinámicas, ven el televisor, hacen terapia ocupacional. Celebramos las fiestas, los cumpleaños, días de las madres, los padres. Todas las fiestas, incluidas las de la iglesia y de la congregación. Muchos momentos festivos pasamos junto a ellos, también hacemos paseos. No solo estamos atendiendo la parte de la alimentación, también nos preocupamos por las medicinas y buscamos la manera que puedan tener su tratamiento completo. Tratamos de también curar el alma, que se sientan queridos y acogidos, que tienen un lugar. 

¿Sienten que cubren las necesidades de los mayores que atienden? ¿Qué retos enfrentan a diario? ¿Han logrado algún acuerdo con el gobierno para que les apoyen con suministros? 

Los retos que enfrentamos se presentan por la misma situación económica del país. Es un desafío poder encontrar alimentos, contar con una variedad para darles una dieta balanceada. La alimentación es parte de la búsqueda diaria. Como todo cubano estamos en esa disyuntiva de encontrar, de no encontrar, es parte del día a día. Por eso hemos comenzado la cría de aves de corral y de cerdos, para intentar cubrir un poco esas necesidades en cuanto a la alimentación. 

El otro reto es obtener los medicamentos que necesitan para tener un tratamiento, controlar las enfermedades que padecen. Especialmente nos es muy difícil los que necesitan tratamiento para enfermedades mentales, porque esos son más complejos al ser medicamentos controlados. No hemos podido ayudar completamente en esos casos. 

Muchos conocieron del trabajo que realizan acá a través de las redes sociales y los videos que compartió sobre el pianista de Guanabacoa. Deben ser muchas las historias de vida de las que a diario son testigos ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajo con las personas en situación de calle? ¿Cuántas personas en esta situación acompañan? ¿Cuáles sienten que son las mayores vulnerabilidades que enfrentan y cómo se pudieran solucionar o mejorar?

A raíz de los videos, Fernandito, el pianista, que tenía casa, pero en mal estado, creo que se la arreglaron un poco. No he tenido tiempo de ir por allí. El trabajo acá es arduo. Nuestro deseo es que toda persona que llegue al hogar, aunque no tengamos el plato de comida, porque por temas económicos cocinamos contado para los que están; quien llegue hambriento, sediento, no se vaya sin beber agua, un refresquito, sin comer, aunque sea un pedacito de pan. 

Buscamos tratar de acoger a todos, aunque no podamos ayudar a todos los necesitados de Guanabacoa, porque nos llegan muchas personas. Tratarlos con ternura, aunque sea un enfermo mental, un mendigo, aunque sea un indigente, una persona en situación de calle o como quieran nombrarle. Lo importante para nosotros es que aquí podamos recibirle, acogerle, de la manera que se pueda. 

Una preocupación que tenemos con las personas en situación de calle es que duermen en la calle. Tenemos el deseo y el sueño de que tengan una casa de acogida donde puedan pasar la noche. Nosotros por el momento estamos ayudando con el desayuno y almuerzo cuando llegan a la casita, pero sabemos que duermen en la calle. Encontrarles una casa de acogida donde pasar la noche sería dignificarles la vida. Lograr que puedan dormir en una cama, donde puedan tener techo y una condición digna para pasar la noche. Ese es nuestro sueño. Dios permita que pueda realizarse, que la comunidad cristiana se una en ese sueño y se pueda hacer real algún día.

 ¿En qué áreas o iniciativas podemos colaborar, de qué manera? ¿Han identificado necesidades específicas de quienes cuidan a personas mayores? 

Para nosotros sería muy bueno que nos ayuden con formación para las mismas personas que nos colaboran en la casa y para nosotras mismas. Si pueden ayudarnos con un taller. No es lo mismo hablarles nosotros a las personas e intentar que entiendan como tratar a las personas que ayudamos. Intentamos que los trabajadores entiendan el carisma nuestro, pero a veces no tienen las herramientas para enfrentarse a una persona con enfermedad psiquiátrica, por ejemplo, que llega con el carácter atravesado. Por mucho que quieran, a veces no saben como reaccionar o responder y les choca.  Nos gustaría que pudiera ir alguien allá y hablarles directamente. 

Nos gustaría hacer realidad nuestro sueño de tener un espacio donde puedan dormir las personas en situación de calle, no disponemos de fondos para ello. Si saben de alguna manera que pudiéramos acceder a fondos que nos apoyen sería la posibilidad de cubrir esa urgencia, más que necesidad que viven las personas en situación de calle. 

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