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Morir con dignidad

  • Yoelkis Torres Tápanes
  • 11 ago
  • 2 Min. de lectura

Por: Yoelkis Torres Tápanes


En las manos de un amigo o un desconocido quedan las esperanzas de sobrevivir en un país donde ni tan siquiera puedes morir con dignidad.


La situación de nuestros abuelos y abuelas es tan crítica que salvados, o al menos con un respiro, quedan aquellos que tienen quien haga por ellos.


¿Y los otros? ¿Qué hacen?


Un país envejecido donde sus jóvenes escapan no tiene un camino al futuro.


Toda lucha parece utopía y cada sufrimiento carga la culpa eterna de vivir un sueño idealista que no existe por más sostén que le pongan a esa mentira que se va desmenuzando a trozos con cada caos que se presenta.


S.O.S. ayuda, auxilio, gritos y otras expresiones se hacen presente cuando ya no sabes ni como vas a empezar el otro segundo que te toca vivir.


Naces, vives y mueres, pero aquí somos zombies de una película de terror que con cada temporada supera los filmes de Hollywood.


Hoy, he tenido que volver a recurrir como tantas otras veces a pedir ayuda por la vida de los míos y por suerte, los orishas, ángeles y las personas que me acompañan han logrado resolver la situación vinculada a las últimas horas de la existencia de mi abuelo que lleva días en cama y empeorando.


Aunque no tenga muchas esperanzas porque ya son 94 años y la luz de sus ojos se va apagando, solo sostenido por la fuerza de su alma, me pregunto si es posible que nuestros padres y abuelos tengan que morir así gritando por un poco de aire.


El tiempo será el testigo y el verdadero culpable de que estas vidas se apaguen de esta forma tendrá su momento.


Y sigo pensando en los otros, en esos que hoy van deambulando, que se acuestan sin comer, que van llenos de suciedad porque han perdido su casa, su mente y no saben si existen o son fantasmas.


Y esos otros que lucharon, que creyeron y que hoy pagan con su cuerpo ¿qué será de ellos hoy o mañana?


 
 
 

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